martes, 8 de junio de 2010

HISTORIA DEL CENTRO I

1911. La viuda de Alpériz, agobiada por las deudas tras la muerte de su marido

Juana González mantiene abierta la fábrica de hilados a pesar de la presión de los acreedores
Hoy, 15 de enero de 1911, se cumplen 5 años de la muerte de Manuel Alpériz Bustamante, empresario de origen italiano que, en 1872, creó en Dos Hermanas la famosa Fábrica de Hilados y Tejidos de Yute, uno de los motores industriales de nuestro pueblo.  Sus tejidos de hilados de yute, ideales para envases de cereales, harinas, cemento o sal, llevan más de 30 años distribuyéndose por toda España y el extranjero.

1.- Raimunda Moreno. 2.- Josefa Óbregon




Tras el fallecimiento de Alpériz, muy sentido en Dos Hermanas, su viuda, Juana González (asesorada por sus operarios más cercanos ) lleva cinco años intentando sacar el negocio adelante. Sin embargo, está atravesando grandes vicisitudes, ya que algunos acreedores de su marido amenazan con entablarle un pleito, ya que le exigen cantidades de dinero que ella no puede satisfacer.

Igualmente, la viuda de Alpériz está encontrando grandes dificultades para seguir costeando los gastos del colegio de niñas “Sagrada Familia”, fundado gracias a las gestiones y a la ayuda económica prestada por su marido. Las Hijas de la Caridad, que dirigen esta escuela, están muy preocupadas por el futuro de sus alumnas, y empiezan a buscar ayudas en caso de que la viuda de Alpériz se vea obligada a interrumpir su mecenazgo.
Atrás quedaron los cisnes y los pavos reales
Este anuncio, que ocupa toda la contraportada de la revista ilustrada “La Exposición de Sevilla”, publicita la Fábrica de Tejidos de Dos Hermanas, mostrando así la perseverancia de Doña Juana González por hacer reflotar el negocio y así mantener el empleo a sus operarios y afrontar las deudas. Pero la ausencia del señor Alpériz no sólo ha sumido en la incertidumbre a su viuda; también a sus obreros, que deben estar agradecidos a este matrimonio por traer hasta Dos Hermanas a las Hijas de la Caridad con el fin de ofrecer enseñanza gratuita a sus hijos.  La ausencia de Don Manuel se aprecia también en la vida diaria de su casa palacio. Atrás quedan los años de prosperidad, cuando se veían en el jardín dos parejas de cisnes blancos en el estanque y una pareja de pavos reales, o cuando la banda de música (formada por obreros de la fábrica) tomaba parte en todos los festejos del pueblo.